cuando se enteró
que ese vil macho
su inocencia robó,
tanto tiempo su pureza
la dulce niña conservó
para que en tan sólo instantes
un vulgar ladrón
sin consentimiento ni razón
la atacara a traición.
Dulce angelito no sufras más,
ahora que yo estoy aquí
nadie...nadie te lastimará,
sé valiente y demuéstrale a ese infeliz
que tomó por la fuerza aquello
que por las buenas
jamás...jamás hubiera tenido,
por ser tan inmundo,
ser insensible y maldito.
Yo te enseñaré a sonreir,
todo esto quedará en el olvido,
ya verás que en unos años
tú triunfarás y aquel criminal
que en su osadía te lastimó
será castigado por el destino,
que tarda en dar castigo,
tarda pero no perdona.
Niña hermosa ya no sufras,
ya no sufras...te lo pido!
La Mar
